viernes, 30 de mayo de 2008

Lope de Vega, Shakespeare y lo irreal

From: Angel Romera Valero
Date: Sun, 11 Mar 2001 04:01:58 +0100

Hay una égloga de Lope intitulada 'Farmaceutria' que aparece en sus 'Rimas', un cancionero petrarquista muy manierista a causa de la abundancia de geometrías de diseminación y recolección. Allí hay unos enigmáticos versos pronunciados ante la aparición de un espectro sobrenatural:

"...Extraños y profundos son, Tirsi, de los cielos los secretos: mil leguas yerra un hombre en dos segundos"

La comprensión de esos versos tiene que ver con la astronomía: dos segundos de arco en la tierra equivalen a un segmento de distancia muy reducido, pero cuando el ángulo se prolonga a los cielos, equivale a mil leguas. Lope experimenta un asombro ante la anomalía de la naturaleza que es la aparición de un espectro, y considera que la realidad es "más reducida" que el mundo superior divino y ultraterreno, supernatural.

Apenas unos años antes, Shakespeare, en el Hamlet, dijo algo muy parecido, y en igual ocasión, esto es, ante la aparición de un espectro:

"Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que todas las que pueda soñar tu filosofía..."

Las diversas versiones difieren entre "soñar" e "imaginar", pero eso importa poco a lo que me propongo: a diferencia de Lope, Shakespeare pone al mismo nivel de importancia el cielo y la tierra: su asombro se reparte igual entre el cielo y la tierra, a diferencia de Lope, que es un cura asustado por los prodigios del cielo y que considera que la tierra es un débil reflejo del más allá.

Pues bien, en los versos de Shakespeare, está la reverencia por el mundo material, el futuro científico de Inglaterra, el empirismo. ¿Y en los de Lope? Siento defraudar, pero sólo está la teología y la beatería del Siglo de Oro español. Qué le vamos a hacer: los españoles no creían que la naturaleza fuera motivo de asombro y no experimentaron curiosidad por ella, sino por el otro mundo: el error del hombre en la tierra se multiplica por un increíble factor en el cielo, depende de él, mientras que los personajes de Shakespeare, mal que les pese, son libres para andar vagando por todo el asombro de lo humano y lo divino. La irrealidad del fantasma provoca en Lope temor, en Shakespeare asombro: Shakespeare penetra en el misterio de lo irreal, Lope se queda a las puertas.

Saludos cordiales,

Ángel Romera.

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