domingo, 18 de mayo de 2008

Europa y Mafia

Jurgen Roth Y Marc Frey
Europa en las garras de la mafia
anaya & mario muchnik. (1995)

ESPAÑA: LA FLORIDA DE EUROPA (pag.352)

[Nota: este libro, a pesar de sus notables exageraciones -que no se basan en nada concreto-, contiene referencias interesantes para investigar]

"España es La Florida de Europa, y el Bogotá de Europa se llama Madrid", juzga Cash, jefe de la DEA en Miami. Está firmemente convencido de que la economía española se sostiene en gran parte por los miles de millones obtenidos de los narcóticos. "Mire Barcelona. Allí ha habido inversiones enormes durante los últimos años ¿Cómo se ganó ese dinero? ¿Acaso con aceite de oliva? No, allí se encuentra el mismo ambiente que en Medellín o Bogotá. Pero los políticos no tienen ningún interés en detener el proceso. Prefieren hablar de un milagro económico."

"Compare usted en qué tiempo se construyeron muchos grandes edificios en Bogotá y en Madrid", insinúa sobre el tema el jefe de la Interpol de Bogotá. Y Tom Cash no tiene escrúpulos para decir la frase amarga: "Sin la droga, Madrid todavía sería un pueblucho."

Es un hecho que en los últimos años el mercado inmobiliario ha pegado una estampida en las grandes ciudades españolas, y que han surgido como hongos los resplandecientes edificios monumentales de oficinas y los brillantes palacios bancarios.

Los barones de la droga sudamericanos tienen especial preferencia por España como segunda patria. Gracias al idioma y a la parecida mentalidad se pueden mover allí sin llamar la atención y sin que los molesten.

Para el general Miguel Maza Márquez, jefe de Policía secreta colombiana, DAS (Departamento Admnistrativo de Seguridad), está demostrado que "los traficantes de droga colombianos quieren formar en España una infraestructura parecida a la que ya tienen en Colombia". Ya no es una declaración de intenciones. A esta altura los barones de la droga colombianos han conseguido su meta.

Lo que atrae como un imán hacia Madrid, Barcelona, Bilbao o Marbella a los traficantes de droga de Latinoamérica no son sólo los intereses comunes sino la tentadora infraestructura de España: una Policía corrupta, una burocracia arrogante cuya característica principal -expresada en términos moderados- se puede calificar de indolente, y una generación de yuppies con aspiraciones políticas que no tiene otra cosa en la cabeza más que hacer dinero rápido. Los negocios de la droga son una buena posibilidad.

Hace mucho que el proceso era evidente. En 1983, por ejemplo, el perseguidor de la mafia, Giovanni Falcone, Juez de Palermo, alertó: "En España la mafia ha asegurado una especie de monopolio en la construcción de hoteles en la Costa Brava y las Islas Canarias. Las inversiones vienen de Palermo y mueven muchos millones de dolares. Por ejemplo, va a ser interesante enterarse qué porcentaje de las ganacias procedentes de la droga va a parar a la construcción de una instalación de vacaciones en Ibiza". En esa época sus advertencias se toparon con oídos sordos o aturdidos por las altas sumas recibidas como soborno.

Por eso hasta el día de hoy muchos clanes italianos de la mafia prefieren radicarse en las playas españolas, sobre todo para escapar de la persecución legal de su país de origen. Uno de ellos es el clan Santapaola. La justicia italiana acusa a Benedetto Santapaola, padrino del clan, de haber participado en el atentado contra el prefecto de Palermo, Carlo Alberto Dalla Chiesa.

Otros puntos de apoyo importantes para los dólares de la droga son Cataluña, Galicia y Andorra. (...)

...Ochoa y su compañero de drogas, Rodríguez Orejuela, no fueron a Madrid solamente a divertirse. Como negociantes excelentes que son, tenían que organizar una red de aliados: con asesores de impuestos españoles, abogados, banqueros y políticos.

"Estuvieron allí para averiguar lo que sucedería en Europa en un futuro". dice Jim Shedd, de Miami. Los cárteles de la cocaína han comenzado con tiempo a construir su red logística en Europa. Su c lculo es que pueden entregar por lo menos 200 toneladas de cocaína por año destinadas a los consumidores europeos.

Para ello necesitan más de 10.000 colaboradores, entre ellos, representantes dirigentes de la mafia. Son intermediarios, traficantes, inversores, asesores, receptores de dinero de soborno y gente del ramo bancario que tienen que actuar directa o indirectamente para el Big Bussines. Lo que buscaban eran expertos en conseguir información, tantear el sector de seguridad, infiltrarse, clasificar información, garantizar la seguridad de las operaciones y, por último aunque tal vez lo más importante, buscar hombres que pudieran organizar el tráfico de influencias, tanto políticas como económicas.

Las perspectivas son las siguientes: cuando el mercado europeo se haya estabilizado en el nivel al que aspiran los estrategas de Colombia y Sicilia empezar la conquista del bloque oriental y la venta de cocaína de calidad inferior a los consumidores de los países con menor capacidad adquisitiva. La venta en esos países puede significar un volumen de 100 toneladas de cocaína más por año. En vista de las variadas funciones que desempeña una empresa de semejante envergadura hace falta la participación de más de 20.000 colaboradores. Y los precios de la cocaína hablan por sí mismos.

Según un análisis hecho por la Interpol de Bogotá en el año 1991, si un kilo de coacaína cuesta entre 11.000 y 23.000 dólares en Estados Unidos, en España cuesta entre 27.000 y 35.000. En Alemania el kilo cuesta entre 41.000 y 94.000, es decir que el margen de ganancia es descomunal.

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